viernes, 4 de mayo de 2012

Bienvenida 2

La vida empieza con otro ritmo para la  Nani (todavía nombro a mi Cira como si estuviera aquí)  que ve a su nueva compañera como una oportunidad para jugar.

Pero, a la semana...... llega Victor con "mi regalo de cumple"...

 
Nació el 17 de enero y me la ha traído el 6 de marzo. ¡¡¡¡Una locuraaaaaaaaaa!!!!
Se llama Mar-U-Ka que suena a "maruka" realmente.

                                     
¡¡¡¡La adoro!!!!!
¡¡¡Tener un bebé a mi edad!!!!
Porque esta es mía. Mi primer perro!!!!!!

Se me cae la baba. Bueno se nos cae a todos, a casi todos porque Ana dice que estos perros son unos "quejicas", que desde que se les toca empiezan a quejarse. ¡Mi niña!
Se me pasan las horas mirando para ella y viendo las cosas que hace. ¡Es un espectáculo!
Aquí viene la manada con el jefe y el subjefe.
Menos mal que yo soy la "jefa de los jefes"

En Sociedad. Con su amiga Dolce. Realmente esta se va de acampada con Peke, Pero bueno, soporta a la Mar-u-ka

Nunca he bañado a un perro, bueno sí, a Cira que me daba las patas para que se las enjabonara. Pero claro, Cira no ha habido sino una. A lo que voy, el primer baño... Preparo el barreño grande en el baño de abajo, el que está al lado de la cocina. Le pongo su agüita calentita y busqué sus juguetes que también fueron al agua (córcholis me faltó el patito). A todas estas, mi marido diciéndome que era muy importante el primer baño, que no le causara ningún trauma, que......pero que no me ayudaba xque tenía que ser una cosa de la "dueña absoluta" (brrrrrrk**+**).  ¡A mi  con vacilones!!!!! Cojo a la perrita y la pongo toda contenta en el barreño. Nos quedamos las dos paradas y mirándonos. En lo que parpadee, ella ya se había salido y corriendo por toda la casa. ¡Me tuve que reir de mi ignorancia!!! Yo esperando que se sentara y se pusiese a jugar, igual que mis hijos.... ¡Seré sopa!... Menos mal que Victor, el padrino de "esa cosa" que corre como un galgo pero del tamaño de una pulga, vino en mi ayuda (se le cae la baba aunque la educa estrictamente). Además le trajo la mascarilla para el pelo que él usa. El corazón de la perrita se le salía del pecho pero a mí me temblaban las piernas (No me las sentía). Ya la parte del secador le gustó bastante y, después de las fotos en la silla de mi despacho, se fue a dormir con mi marido. Pero que conste que en ningún momento se quejó, ni ladró, ni nada de nada como había dicho Ana.
P.D. Prometo no volver a hablar de perros.