Mi socio Victor no le tiene miedo a nada. ¿Juguetes para la hija de un amigo? Pues venga, compra sus esponjas y en un par de horas ¡Ya están!
Jojo. A partir de aquí le toca hacer una casa ¡¡¡Tachán!!!!
Ha llegado la jubilación y la vida tiene otro ritmo, otra salud, otro color, otro sabor, otro horario, otra sociedad.... pero sigo pesando lo mismo jajaja. Ahora llevo pelo gris, blanco, ni gris ni blanco sino todo lo contrario. Y lo más importante en mi vida: Me llaman "yaya". ¡¡¡Tengo dos nietas preciosas!!!